Imágenes ensartadas de gustosa manera en la Curaduría editorial. Aventura de ir de la mano, entre sutilezas, sugerencias y gestos irónicos, de una imagen a otra, de una mirada a los entornos de acciones y seres sin rostro, hasta ambientes paradójicos en su realidad y paisajes urbanos de claves tensas.
En las imágenes, traducción de una mirada alerta, germina intensa la relación de los sujetos con los contextos, que no por ser naturales, esgrimen alegórica dosis de subjetividad y poética de lo absurdo. Arte propio de la mejor fotografía documental.
Los detalles en los niveles de lecturas metatextuales son bien apresados por su lente. Algo que también han ido perdiendo las generaciones actuales de fotodocumentalistas cubanos, y que ellos en los 90 (Ney, Sarabia...) dejaron de lección.
Grethel Morell Otero
Historiadora de Fotografía Cubana, curadora y crítica de arte.
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